La relación de los espacios y sus historias es imposible de desarticular; no hay historia sin estar ubicada en un espacio y no hay espacio que no tenga historia. Ambas cosas se contextualizan entre sí. Los espacios se ocupan, se programan, se habilitan y se habitan con sus usuarios. Cada sociedad decide cuales son sus espacios de importancia histórica o cultural y cómo estos cuentan los hechos históricos a las nuevas generaciones. Estos procesos se hacen muy significativos cuando los espacios en cuestión tienen un bagaje histórico-ancestral, correspondiente a la diáspora africana en el continente americano; como lo es El Ancón de Loíza.
Actualmente, El Ancón de Loíza es un espacio comunitario y galería anclada al espacio histórico a orillas del Río Grande de Loíza donde la Familia Cortijo hace más de cien años comenzó a tejer redes de comunicación, ofreciendo un servicio público amoroso.
María Luisa Cortijo Rosario, anconera mayor y quien suministró las fotografias seleccionadas para la colección, tomó las riendas del negocio familiar en 1978. Solo algunos años antes de la inauguración del puente del Río Grande de Loíza en 1985. Esto eventualmente llevaría a la clausura del Ancón. El espacio que sirvió tantos años como conector, dejó de operar. Esto sucedió pero no sin el intento de la familia Cortijo de obtener una colaboración con el municipio, para que permaneciera como atractivo turístico del pueblo. Aunque sus esfuerzos no tuvieron éxito, intentaron continuar operando hasta que un huracán arrastró la barcaza al mar.
En el 2019 se fundó la organización de base comunitaria El Colectivo El Ancón para rescatar la memoria histórica de su espacio. La familia Cortijo y El Colectivo El Ancón actualmente trabajan en restaurar y reprogramar sus espacios para el uso y disfrute del pueblo, pero sobre todo de la juventud loiceña. Ha sido escenario para eventos culturales como el Afrojuventudes Fest en el 2021 y 2023, ha funcionado como centro de confección y distribución de alimentos en temporada de huracanes y como lugar donde se ofrecen diferentes talleres a la comunidad.
El Ancón, con un esfuerzo multigeneracional, está resignificando su espacio con galerías y exhibiciones artísticas. Buscan expandir el proyecto y establecer la Casa Museo Cortijo, espacio que contará la historia de su familia, que es parte esencial de la historia de Loíza y la historia del transporte al área este de Puerto Rico.
La colección “El Ancón de Loíza: Un vínculo histórico” nos recuerda la necesidad de rescatar y contar la historia de nuestras comunidades negras en Puerto Rico desde nuestras propias perspectivas.